Siempre Alice, dirigida por Richard Glatzer y Wash Westmoreland es
una de las películas protagonistas de nuestra cartelera.
La película, protagonizada por la
siempre genial Julianne Moore, cuenta la historia de una profesora de
Universidad que tiene Alzheimer prematuro. La historia, de género claramente
melodramático muestra lo difícil que es ir desapareciendo ante uno mismo. La
enfermedad de la nada, en la que todo sigue existiendo pero para ti
desapareces, en la que el cerebro muere poco a poco dejando intacta a la
persona que la padece es, sin duda, una, sino la que más, de las enfermedades
más crueles que uno puede padecer.
Julianne Moore parece llegar al
fin a su año mágico, después de estar haciendo grandísimos papeles regularmente
a lo largo de su carrera, este año parece haber llenado el vaso del prestigio
hasta rebosarlo merecidamente. Después de ganar en Cannes el premio a Mejor
actriz por su papel en
Maps to the stars
de David Cronemberg parece la favorita a conquistar el Oscars por su papel en
Siempre Alice, ganándose así el reconocimiento de Jurado, público, academia y
crítica definitivamente. La actriz, de pelo rojo y piel rosada, se sobra de la
mirada, como las grandes, para trasmitir todas las emociones y pensamientos que
ha de sentir su personaje, horror y miedo al futuro, a lo que vendrá y a lo que
dejará de ser. Ella dota a la película de su única arma para ser un
largometraje interesante, dotando de emociones y matices, mediante una
interpretación muy emotiva, a la vez que contenida.
El resto de la película, sin
embargo, está a un nivel poco menos que corriente, Alec Baldwin y Kristen Stewart
cumplen y salvan la papeleta de unos personajes que eran un auténtico caramelo,
dejando a Moore el peso del film. El guión es corriente y predecible, lleno de
lugares comunes regalando toda su fortaleza en que el padecimiento de la
enfermedad recae en una persona aún joven. Por otra parte la dirección es
completamente impersonal e insustancial.
Al igual que
The imitation Game, nos encontramos ante una película muy académica
y tradicional, que únicamente se preocupa por no arriesgar para conseguir buenos
resultados. El peso, como en el biopic de Turing recae en el buen hacer de sus
protagonistas. En este caso Moore es todo el argumento para ver el film, lo
cual no quiere decir que ello no sea suficiente.
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