The Imtation Game, de Morten Tyldum es un biopic merecidísimamente
dedicado al matemático Alan Turing. Posiblemente, el mayor héroe del siglo XX
tanto por sus méritos como por su silencio, ya que su historia fue un secreto
hasta hace poco más de una década.
La película, con 8 nominaciones a
los Oscars, se trata de un biopic correcto, de ritmo regular, muy poco
arriesgado y nada original, que confía todo su valor a dos cosas. La primera es
contar una de las historias reales más apasionantes que quedaban por contar. La
otra es la de contar, como es habitual en las películas inglesas, con un
notable reparto. Dentro de este apartado destaca, superando, como era de
esperar, a la propia película que lo contiene, la interpretación de un Benedict
Cumberbatch en estado de gracia dando vida a la complicada mente del matemático
ingles.
Además de mostrar una fuerte
candidatura a Mejor actor, la película, al servicio del lucimiento de su
protagonista, nos regala ciertas lecciones sobre la diferencia personal, la
imaginación, el arte o el esfuerzo que, aunque predecibles, merece la pena
escuchar. No tan simples y más interesantes son las partes en las que la
película de Tyldum trata el tema de los secretos y como es vivir con ellos. En una
película dedicada a un hombre que intenta resolver el enigma más importante de
su tiempo, resulta muy interesante y revelador que ese mismo hombre haya de ir
guardando cada vez más secretos en su vida, como si cada verdad acarrearse dos
mentiras.
The imitation game es una película correcta que no merece
especialmente la pena debido a su forma excesivamente convencional pero que, además de un disfrutable entretenimiento, conforma un notable alegato en forma de reivindicación a un hombre que no
mereció el trato, fruto de la ignorancia, que su país y el mundo le dio.
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