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20 de febrero de 2015

[CRÍTICA] El cuento de la princesa Kaguya: Belleza, tristeza, alegría y crueldad, la vida dibujada


El último largometraje del estudio Ghibli, realizado durante ocho años por Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas) se estrenará en España directamente en Blu-Ray a pesar de su nominación a los Oscars al Mejor largometraje de animación. Pese a haber supuesto un auténtico fracaso comercial no podemos sino deleitarnos con la hermosura de este bello dibujo nipón.



Basada en el cuento popular El cortador de bambú, la película narra la historia de un campesino que, cortando un tallo de bambú, se encuentra a una pequeña princesa. Él y su esposa decide cuidarla como su fuera su hija. Aunque la pequeña princesa, llamada Tallo de bambú por sus amigos es muy feliz en el campo, jugando y saltando con los demás niños, animales y plantas, los padres deciden llevarla a la ciudad y convertirla en una verdadera princesa. El tallo de bambú les proporciona los ropajes y el oro necesario para cumplir el destino de la joven princesa. Al trasladarse a la ciudad la joven chica será sometida por las duras normas de la nobleza y se verá completamente privada de libertad y felicidad, atada a las convenciones sociales para hacer felices a sus padres adoptivos que creen que así satisfacen de verdad la vida de su hija.


La cinta de Isao Takahata, dibujada de forma artesanal, con trazos limpios y claros y con una utilización del color realmente vistosa, nos deleita con una serie de imágenes animadas de apabullante belleza. Es evidente el sentimiento del que el autor dota cada imagen, realizada con mimo y amor por el detalle, delietándonos con su luminosidad y movimiento.


Con una historia, a priori, fantasiosa, la película nos regala un gran mensaje universal sobre la vida y la felicidad. Nos habla de la importancia de la libertad, la falsedad de los rangos sociales, los convencionalismos o la educación y el protocolo. Al igual que una heroína del maestro Kenji Mizoguchi, la princesa Kaguya se enfrentara a su propia sociedad y nos hará sentir su historia como propia.


Reflexionando sobre la vida, el film de takahata nos trasmite no solo ganas de vivir sino de hacer, durante el poco tiempo que tenemos, lo que en realidad nos gusta, lo que podríamos definir como vivir para ser felices. Al igual que le ocurre a la protagonista, la felicidad parece estar siempre en un segundo orden de prioridades pero, cuando se necesite, ya será demasiado tarde.


Lamentablemente, la mezcla de realidad con toques de fantasía se ve descompensado en un final demasiado brusco y fantasioso que rompe la armonía del precioso relato de época contado hasta entonces empañando, solo ligeramente, la obra maestra que el estudio Ghibli nos regala de nuevo.

En fin, una película realmente hermosa, preciosa, triste y llena de sabiduría vital al que deseamos, porque se lo merece, mucha más surte que hasta ahora.


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