Pasada ya la Gala de los Goya,
llena de euforia por las buenas cifras del cine español este año es hora de
hacer un repaso y sacar los trapos sucios que la industria suele ocultar para
poner el punto de mira sobre el verdadero y desamparado presente y futuro del cine
español.
Las grandes cifras de taquilla,
decenas de millones de espectadores, cuentan como méritos en la ficha de
películas como Torrente 5, Ocho apellidos Vascos, El club de los incomprendidos, El niño o La isla mínima. En la gala, así como en diversas entrevistas, el
cine español saco pecho de estas cifras presumiendo de haberse reconciliado con
su público, de haber, al fin, descubierto que es lo que éste busca. Parecían
presumir de este descubrimiento con optimismo cuando, como poco, cabe
estremecerse de terror. El camino para descubrir que le gusta al público ha
sido el obvio, qué es lo que más se ve en televisión. En un país en el que Gran hermano edición x consigue año tras
año ser líder de audiencia, en un país en el que Sálvame resiste lo que le echen encima, en un país en el que habla en televisión
Mariló Montero y la gente sigue viendo el programa, en un país que ve Adán y Eva por la simple curiosidad del
desnudo, entre muchos otros ejemplos, que un arte centenario se fije en que
triunfa es francamente terrorífico.
Así, Torrente 5, una película de humor chabacano, clásico español,
ciertamente grosero y no exento de crítica social, más necesario hoy que nunca,
se ha convertido en un paseíllo de cameos con lo peorcito del panorama celebrity.
El club de los incomprendidos, por
otro lado, no es más que otra bazofia teen digna del mejor capítulo de Física o química.
Los otros tres grandes éxitos de
público y, en ocasiones de premios y crítica, tampoco se libran de la
televisión como principal razón de su éxito. Ocho apellidos Vascos, con un guión ligero, lleno de carcajadas, en
las que su autor, Emilio Martinez-Lázaro tiene menos personalidad en la
realización que el encargado de Isabel
representa el paso a la gran pantalla de Los
Morancos unidos con Vaya semanita.
Otra producción de Telencinco Cinema ha sido El niño, una adaptación a la gran
pantalla de las formulas de su serie El
Príncipe, con, eso sí, grandes profesionales a la cabeza. Por otro lado, la
única película de calidad que ha reportado al cine español bonitas cifras de
audiencia ha sido la triunfal en los Goya, La
isla mínima. Esta ha sido más inteligente, aunque está producida por Antena
3 su fórmula mágica la ha buscado en una mejor fuente. A cualquiera que haya
visto True Detective, la gran serie
de la HBO, no se le escapa el gran numero de paralelismos a la española que
contiene la, por otro lado, muy meritoria película de Alberto Rodríguez.
Pero esto es solo la punta del
iceberg de la mentira de la salud del cine español. Aparte de la corrupción
definitiva de la calidad a favor del público, ha nadie se le escapa que nombrar
grandes datos de taquilla de cinco o seis películas no es hablar de la
totalidad del cine español. ¿Qué pasa con las otras cuarenta o cincuenta
producciones anuales?
Por supuesto, no todas son buenas, pero propuestas de grandes nuevos talentos como El Futuro del murciano Luis López Carrasco, Història de la Meva Mort de Albert Serra, Gente en sitios de Juan Cavestany, Los chicos del puerto de Alberto Morais o la maravillosa La jungla interior de Juan Barrero,
muchas ganadoras de prestigiosos premios internacionales que no nombran en
ningún informativo merecen un hueco en lo que aún, se supone, que además de
industria, es la cultura de este país.
Pero no solo le ocurre esto a las
películas destinadas desde un principio al anonimato debido a la invisibilidad
causada por los medios y su nulo presupuesto de marketing sino que otras
películas, triunfales y también presentes en los Goya corren la misma suerte.
Pocos han visto Hermosa Juventud de
Jaime Rosales, presente de forma escasa en la gala, única representante española
en el pasado Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard y que conforma
la más lúcida mirada, de obligado visionado, sobre la realidad de la
juventud de este país. Algo que sí vale la pena subvencionar, algo que vale la
pena hacer y que al fin y al cabo es el objetivo de cualquier noble arte que se
precie, dotar de verdad a la realidad mediante la ficción.
Otra candidata a los Goya,
premiada con el Goya al Mejor director Nobel, 10000 km demostró que se pueden hacer películas con solo dos
actores, dos habitaciones y un ordenador. Propuestas sin estrellas, sin grandes
presupuestos y sin televisiones detrás que salvó su poco prometedora existencia
en salas debido a su triunfo en el Festival de Málaga.
Pero si algo es sorprendente, una
verdad arrolladora y que sin duda, deja en mal lugar la salud del cine español
es el dato de taquilla de Loreak y Magical Girl, dos fabulosas películas
nominadas incluso al Goya a Mejor película. Qué hacen dos películas de bajo
presupuesto en los Goya a Mejor película
al lado de La isla mínima y El niño. Habiendo costado tan poco
seguro que nada más con eso han sido rentables. Nada más alejado de la
realidad. Loreak, con un presupuesto
de 1 millón de euros, ha recaudado poco menos de 200 mil Euros. Magical Girl, para muchos la mejor
película española en más de una década, aclamada haya por donde ha ido,
ganadora del mejor premio de este país que sigue siendo la Concha de Oro en el
Festival de San Sebastián se estrenó en solo seis únicas salas en toda España
en la semana de su estreno, algo absolutamente vergonzoso. Su recaudación, por
hacer una maravilla, ha sido poco más de 200 mil euros partiendo de un ínfimo
presupuesto, 500 mil euros.
Parece que el gobierno se ha
olvidado que se subvenciona cine por fomentar el arte, no para invertir en una
industria. Parece ser que al fin se sabe que quiere el público español del
cine, que se deje de tonterías, que se dejen de cine y pongan televisión en
pantalla grande.
Por lo visto el proyecto de La Isla Mínima comenzó antes que el de True Detective, por lo que ese argumento no sirve. En casi todo lo demás coincido con tu opinión, pero para algo digno de ver, no le quitemos mérito.
ResponderEliminarPerdona si me he explicado mal. Estoy al tanto de que empezó antes y también he leído diversas entrevistas en las que Alberto Rodríguez se defiende con sólidos argumentos de la acusación de copia de True Detective. Lo que defiendo en esos parrafos no son las copias, de hecho el formato de la pareja de detectives es muy clásico. Lo que intento porner de manifiesto es que las películas que han tenido éxito tienen formatos altamente aceptados por el público en televisón y este éxito y familiaridad con el formato en cuestión puede favorecer al éxito. Por lo tanto, repito, mi intención no es quitar mérito, como digo a La isla mínima de la que digo muy meritoria. Diría lo mismo de la Blancanieves de Pablo Berger, cuyo proyecto empezó años antes que The Artist, pero cuyo éxito hubiera sido mucho menor de no ser por la película francesa antes que rompió los rechazos del publico y los familiarizo con las películas mudas. Gracias por leer y comentar y excusas por la ambigüedad.
ResponderEliminarEl presupuesto de promoción es lo que marca la diferencia, nadie va a ver películas que no sabe que existen. Se obliga a las cadenas de TV a producir cine, esas mismas cadenas nos bombardean con la promoción de sus películas, que luego son las que tienen éxito de audiencia.
ResponderEliminarPor supuesto, hoy en día en una verdadera producción al menos la mitad del presupuesto se dedica a la promoción y distribución. Lo malo son las películas que a duras penas consiguen dinero para producirse, ¿como van a conseguir luego para anunciarse? Pienso que eso sería la forma en la que principalmente se deberían de subvencionar el cine de autor de este país, dando ayudas a la promoción y asegurando presencia en salas.
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