Una de las sorpresas más
gratificantes dentro de un año sinceramente emocionante en el cine español. Eso
es
Loreak, una película dirigida por
José María Goenaga y Jon Garaño, distribuida felizmente en Euskera (el idioma
en que fue rodada y pensada) y que ha cosechado alabanzas allí por donde ha
pasado.
Loreak cuanta la historia de tres mujeres unidas por algo tan, en
apariencia inofensivo, como las flores. La primera es una mujer casada que
recibe semanalmente un ramo de flores de un remitente anónimo. Las dos
restantes entrarán en contacto con la primera también por un misterio floral,
una persona desconocida deja todas las semanas un bello ramo en el trágico
lugar del fallecimiento de un ser querido.
La película
se podría definir como un
discurso sobre las emociones y su contención, sobre los sentimientos y la
curiosa forma de relacionarse con las personas. Todo ello en medio de una
historia, a priori simple y corriente, aderezada con grandes toques de thriller
emocional que convierten a la película, además de en algo muy estimulante, en
un producto francamente entretenido para todo público.
A través de esta trama, de un
suceso probablemente cotidiano, la película examina a sus personajes y juega
con el misterio y la imaginación del espectador de forma tan estimulante y alimenticia
como también consigue Carlos Vermut en su
Magical
Girl, aunque está vez de forma menos turbia.
La película vasca, además de ser
original y entretenida, está perfectamente interpretada y goza de una gran
belleza destacando tanto la dirección artística como fotográfica. Hechos técnicos
que dan valor a un cine nacional de bajo presupuesto que ya no se excusa en la
producción para justificar la cutrez, tan típica durante muchos años, del cine independiente
nacional.
Por supuesto, no es perfecta. Su
banda sonora, a pesar de ser muy atractiva, es utilizada a veces de forma
desmedida y podría ser acusada de, en exceso, manipuladora. También se podría
decir que en algunos momentos el ritmo es irregular y, a veces, el tono parece
desubicarse entre hermetismo sentimental y melodrama pero siempre se mantiene
disfrutable.
Loreak merece ser vista y escuchada (en Euskera), merece ser
disfrutada y valorada, esperemos que los Goya, premios de ínfimo prestigio pero
de gran repercusión social sirvan a la causa.
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