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13 de febrero de 2015

[CRÍTICA] Nightcrawler: el voyeur inhumano


No hablamos del superhéroe de X-Men, si no de la primera película como director de Don Gilroy, que anteriormente ha participado como guionista en películas de acción como El legado de Bourne (2012). Se estrena en la dirección con una película de acción, pero no es un film convencional, es una gran sátira con un interesante trasfondo, el de la cruel y egocéntrica manipulación de los medios.


La película cuenta la historia de Lou Bloom, un joven dispuesto a todo que no encuentra trabajo. Tras contemplar un accidente, descubre las posibilidades de ganar dinero del periodismo criminalista de Los Ángeles. Así, se adentra en un extraño mundo que, inesperadamente, se le da muy bien.

Jake Gyllenhaal se convierte en el protagonista y el aliciente principal de este film. El actor destaca especialmente encarnando a un personaje con rostro demacrado, de mirada extraña y penetrante, para el que tuvo que adelgazar más de 12 kilos. Es un personaje peculiar, ya que el espectador no llega a empatizar con él, nunca se aprecia su lado humano, siempre se muestra serio, impersonal, excepto cuando es descortés y grosero si no consigue lo que desea. Es directo, manipulador, chantajista y, sin duda, consigue todo lo que se propone, sea lo que sea y de la manera que sea.



Lou Bloom es obsesivo, impaciente y su mirada inquieta es toda una ventana abierta a su extraña mente, donde se encuentra un voyeur que busca capturar con su cámara todos aquellos sangrientos y crueles sucesos que le den dinero, no importa de qué se trate y cuál sea la causa, mientras haya violencia que reporte audiencia, todo vale. Y, es que, tristemente esta es una realidad en la actualidad, ya que los noticiarios televisivos ganan espectadores cada vez que ocurren sucesos atroces y, sobre todo, si tienen imágenes descriptivas y explícitas de los mismos.



Es inevitable ver la película sin que lleguen a la mente referencias cinematográficas tales como Taxi Driver o Drive. Nightcrawler tiene un poco de las dos, en donde la noche, las luces artificiales y los barrios criminales son los protagonistas, crean el ambiente necesario para conseguir el tono adecuado. Pero hay una referencia primordial, que por su mensaje es la más cercana, a pesar de ser la más antigua, El gran carnaval, de Billy Wylder. En donde se critica profundamente el mundo periodístico, en donde se da prioridad a la noticia antes que a la víctima que forma parte de la noticia, en donde los espectadores necesitan, tristemente, de ese tipo de imágenes para captar su atención.



Sin embargo, Nightcrawler tiene ciertos defectos: en general es una película que no resulta creíble, además de que se producen diferentes cambios de tono que no conciben la película de manera uniforme. A pesar de ello, es una obra que mantiene en constante entretenimiento y tensión al espectador, en donde Jake Gyllenhaal regala una interpretación digna de recordar, en donde se tratan explícitamente a los medios de comunicación como nunca se han visto y en donde se puede disfrutar de una fotografía de noche tan atrayente como a Lou Bloom le atrae la sangre. 


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