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12 de marzo de 2016

IBAFF 2016 (V): Homeland (Iraq year cero) y Dream Land


Llegamos al final de este apasionante Festival de Cine Internacional IBAFF 2016, con nuestracrónica al último día de sección oficial, donde, nuestros colaboradores Rafael Sanchez Casademont y Alfonso Cañadas hacen un exhaustivo análisis de la sorpresiva e inquietante Homeland (Iraq year zero) y la interesante Dream Land, de Steven Chen.

Por Rafael S. Casademont

Si hay una tendencia en el cine independiente actual es la potencia con la que el documental de autor se está adentrando, debido a sus ambiciones de personalidad artística y perfil poético, en el terreno de la hibridación con la ficción. Homeland (Iraq year zero) es un documental que equilibra muy bien ambos polos, dando importancia tanto al enfoque como a lo enfocado.Dirigido por Abbas Fahdel, el documental tiene la intención de capturar con su cámara todo lo que le ocurra a la familia del director en la guerra contra EEUU, antes y después.


Se podría decir que la temática es ya, de por sí, merecedora de cualquier obra fílmica, artística, informativa, documental o de cualquier otro campo. Sin embargo, es en su enfoque en lo que Fahdel convierte su obra en algo magistral. Esgrimiendo el humanismo por bandera, Abbas Fahdel deja fuera de su documental los días de guerra, centrándose en la cotidianidad del día a día, antes y después del conflicto en sí, alrededor de sus personas más cercanas, pero también atento a todo aquel que quiera abrirse hacia la cámara.

Es en sus casi seis horas de duración en las que el documental va desarmando al espectador con el paso de los minutos. Para romper la dinámica de la narración clásica, necesaria y trascendente en su totalidad, el documental se alarga para entrar en el terreno de lo cotidiano, donde los hechos no son siempre de pura causa-efecto, sino simplemente minutos vitales. Antes de la guerra vemos a las madres guardar alimentos para la escasez, a los padres hacer pozos para el agua, a las adolescentes reírse y bromear con el pañal que han de usar si hay bombas tóxicas. Vemos también a los niños, con miedo confesado, jugar a la guerra que les espera en unos días. Todos juegan, en definitiva, con morir, esperando no tener que convertir el juego en realidad en poco menos de un mes.


Pasada la batalla, descubrimos la llegada del caos debido a un país, EEUU, que, totalmente ajeno a sus gentes y costumbres, no supo controlar. En un estado de anarquía, de odio a la autoridad que ha destruido tu casa y matado a civiles conocidos por error o “daños colaterales”, todo deviene en caos. Como en el mejor barrio de USA, las familias se llenarán de armas del más variado calibre debido a la inseguridad y a los continuos asaltos de grupos de saqueadores y gente sin ley. Con las ametralladoras como canto mañanero, el documental sigue su curso recorriendo historias. Los niños nos muestran su piel, quemada por las bombas, como quien enseña el dibujo que ha hecho en la escuela. Una escuela derruida, donde los niños juegan a recoger las más variadas municiones que reconocen al instante, mejor que cualquier ministro de defensa.

Y es que, quizás sea por el parecido de su título con Alemania, año cero (Roberto Rossellini, 1948), los niños son, especialmente Haidar, el sobrino de Fahdel, los protagonistas de esta película. Su mirada inocente, limpia, curiosa y universal aclara el entorno bélico que los rodea. Fahdel lo sabe y siempre los busca, los deja mirar a cámara una y otra vez, en grupo o de forma individual y es que, hay pocos argumentos contra la guerra mejores que ver a un niño. Así de simple.


Está obra inmensa, vital, personal y humanista como pocas en los últimos años, acaba con un final sorprendente que denota, sin vuelta atrás, la entrega de parte de su autor de algo más que un pedazo de su propia vida. Homenland (Iraq year zero) hace que, cuando acaba su visionado, el espectador sea otro que el que entró a la sala y eso, como decía hace poco Alejandro Jodorowsky, es el cine de verdad.

Por Alfonso G. Cañadas

La película camboyana “Dream Land”, dirigida por Steven Chen, muestra la vida de Lida, una joven que trabaja para una compañía inmobiliaria, y que se ve obligada a ver cómo todas las tradiciones arquitectónicas y estéticas del país quedan sublevadas a una continua reconstrucción de territorio, con edificios de formas redundantes y modernistas.


La pérdida de la memoria de los personajes resulta un recurso interesante para hablar sobre la propia memoria histórica del país, mientras que su estética, de planos ajustados y arriesgada con el desenfoque, consigue hacer a la arquitectura del paisaje y los decorados la protagonista del film, sin dejar de resultar incómoda, en ciertos momentos, por su falta de funcionalidad.


Ni su forma ni sus recursos resultan novedosos, pero: ¿en qué pocas manos privilegiadas del cine recae hoy aquello que llamamos “originalidad”? Pese a ello me gustaría insistir en la redundancia de sus recursos, ya hemos visto otros trabajos de cine-arquitectura mucho más arriesgados en el cine de los últimos años (¿Exhibition de Joanna Hogg?), y pese a que sus naves espaciales pretendan elevarnos lejos de la sencillez, uno acaba con la sensación de no saciarse por completo con los recursos narrativo/estéticos utilizados.

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2 comentarios :

  1. Hola!

    He leido mucho sobre este documental, me parece interesante..pero no hay rastro de el ni en tiendas ni en internet. ¿Sabes donde puedo conseguirlo?

    Saludos,
    Diego.

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  2. Hola, gracias por leer y comentar. El documental Homeland Iraq year zero aún está en periodo de festivales por lo que es normal aún falta bastante para que se edite en formato doméstico. Puede que aún no se haya pirateado para estar en internet en free, tampoco mediante pago ya que como te digo su camino aún son los festivales. Según el director tendrá estreno comercial (puede que tarde más de un año como suele pasar) en España, aunque seguro que es muy muy limitado. Supongo que después de ello ya llegará a los formatos que dices. No te lo pierdas.

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