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9 de marzo de 2016

IBAFF 2016 Cortometrajes (II): La inmensa nieve, Las pequeñas cosas, False twins, Pueblo y El puerto, no


Seguimos ahora con la segunda sesión de cortometrajes de la Sección Oficial de este IBAFF 2016 (aquí el segundo día de largometrajes).

El primer cortometraje de la tarde fue La inmensa nieve, de Carlos Rivero, obra galardonada como Mejor Corto en el pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla. Carlos Rivero nos cuenta una historia a modo de abstracción donde los silencios y los espacios vacíos de personajes narran lo mismo que las frases y el rostro de sus protagonistas. La inmensa nieve representa toda búsqueda que no sabe lo que busca ni gusta de encontrar especialmente nada. La nieve (obviamente) y los paisajes gélidos de un pueblo al norte de España abundan en una trabajada fotografía y selección de espacios para un corto abierto que busca al espectador activo, que te deja pensar durante el visionado y cuyas reflexiones y sensaciones continúan y crecen cuando este acaba.


Después pudimos ver Las pequeñas cosas, una correcta historia dirigida por Carla Simón Pipo que nos lleva hasta el hogar de dos mujeres en un pequeño pueblo. Madre e hija (esta última con enanismo) conviven de forma desapegada mientras preparan la llega del otro hijo y su pareja. La madre nunca ha llegado a aceptar la condición de su hija y esta lo sabe muy bien. Con personalidades opuestas, al final, solo se tienen la una a la otra.

A continuación llegó False Twins, de Sandro Aguilar, el cortometraje más cercano al videoarte de la tarde. Formado por imágenes de monos enjaulados e inidentificables cuerpos en botes de formol, que se suceden la mayoría del relato, acaba con nada menos que un final con imágenes espaciales de archivo. Este cortometraje transmite una inquietud pesimista, acuciada por su uso de un acompañamiento sonoro rallante, grave y lento que acompaña a esas imágenes que nunca se revelan como claras o simbólicas sino como una sucesión destinada a transmitir un estado anímico de reflexiva oscuridad.


Quizás lo mejor de la tarde, el cortometraje Pueblo, de Elena López Riera, nos muestra a joven chaval, llamado Rafa, que vuelve a Orihuela después de cuatro años en París. Rafa recorre las calles de toda su vida, ve a sus amigos de toda la vida, sale de fiesta, besa a una chica, juega al basket o bebe alcohol pero en todo ello no encuentra nada porque ya nada está allí para él. Pueblo es una gran reflexión sobre la juventud actual de este país, con la mente en el extranjero y el corazón en su tierra, desubicada y sin raíces de un modo más mental que físico. La tradición, representada en el día de los hechos, un Jueves Santo con sus procesiones incluidas, es otro aliciente más de un país que no encaja con el protagonista (se podría decir al revés). “¿Para qué has vuelto? No lo sé”.


La sesión de cortos concluyó con la obra de la murciana Silvia Rey El puerto,no. La autora recrea en una obra poética y simbólica las sensaciones de su vuelta a casa, en este caso Lorca tras el terremoto. Hablando no ya de un terremoto mental o metafórico, sino físico y pleno, la autora construye a partir del derrumbe de su hogar una obra anclada en las imágenes del mar y de los puertos de la costa murciana. “De repente, el último muro cayó y todo quedó bajo el mar”.

Por Rafael S. Casademont

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