Dirigida por J.J. Abrams, ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’ supone el séptimo episodio de
una de las sagas espaciales más conocidas y clásicas del séptimo arte, y que retoma
la historia desde donde lo dejo ‘El Retorno del Jedi’ hace ya 32 años. Todo
el mundo se pregunta si J.J. Abrams habrá sido capaz con este
nuevo film de relanzar la franquicia después de que las precuelas, dirigidas por George Lucas, no gozaran de demasiado cariño entre
los fans, ¿Lo habrá conseguido?
Aunque los
rebeldes han destruido la segunda Estrella de la Muerte y el emperador ha
muerto, el imperio ha existido con el nombre de Primera Orden. La base
sigue contando con soldados imperiales. Entre ellos se encuentra Finn
que acabará en una celda de prisión en la que conocerá a Poe Dameron,
un piloto enviado por Leia para una misión importante. Poe y Finn se
las arreglan para escapar y acaban en el planeta desierto Jakku donde se
encontrarán con Rey, una joven misteriosa.
En este sentido,
si algo juega a favor de este séptimo episodio es su concepción como continuación.
George
Lucas, con las tres últimas precuelas intentó profundizar y afianzar
la propia idiosincrasia de un universo y personajes que con
tanto cariño ya había conseguido perfilar y arraigar en los fans. Sin
embargo, el intentar dotar a la saga con más profundidad y un
psicologismo demasiado infantilizado en sus dos primeras partes, lastró ‘la magia’ y el misterio que tenía la trilogía original.
Con esto me
refiero al origen de Darth Vader, para muchos mal presentado en ‘La
Amenaza Fantasma’ y mal desarrollado en ‘El Ataque de los Clones’ para su esperada caída hacia el lado oscuro en ‘La
Venganza de los Sith’; la propia organización de los Jedi
(Seres casi mitológicos en la trilogía original) mal estructurada y para nada
eficaz, y un abanico de secundarios y villanos mal enfocados, los primeros
por gozar de demasiados e innecesarios minutos y los segundos por todo lo
contrario.
Todo esto junto
con subtramas innecesarias, hizo que se dejara en el camino lo
más importante y quizá por lo que el público más cariño tiene a la trilogía
original, el predominio de ese carácter aventurero, esa emoción
y ese juego con nuestro niño interior que toda buena space opera debe
tener y que ‘Star Wars’ consiguió, siendo el ‘Episodio III’ de las precuelas el
único que consiguió emular en ciertos momentos este aspecto.
J.J. Abrams, fiel y curtido seguidor de la saga, no desaprovecha la oportunidad
y parece entender lo que el público quería, algo más de la trilogía original
y mucho menos de los primeros episodios posteriores. Sin embargo, Abrams cae
en el juego del no riesgo, coge lo mejor de ‘Una Nueva Esperanza’ y
el ‘Imperio Contraataca’ para armar un armatoste que con una excelente
dirección, montaje y movimientos de cámara consigue ser solido
y funcional pero que peca en su guión de no sorprender y en
parte copiar, pese a las novedades que lleva consigo y que no son
pocas.
Aun así, hay
muchas cosas que se agradecen y que quizá sea por lo que esta secuela
se encuentre entre las mejores de la saga. La primera es el carácter artesanal que
impregna el film, Abrams consigue reavivar el uso de los efectos
especiales tradicionales con el uso de decorados, especialistas, personajes y
vestuario reales que hacen un film muy natural, huyendo del sobrecargo digital
y usándolo en definitiva solo donde es obligatorio. En segundo lugar, la
banda sonora, de nuevo a cargo de John Williams cumple con su papel
como clásica ya de la historia del cine.
Y en tercer lugar, se agradece que el
guión pese a su nula originalidad ya denunciada más arriba y a las
numerosas incógnitas que deja para las próximas secuelas, tenga un
marcado carácter más clásico en su relato y huya de epopeyas que
requieran dejar de lado el desarrollo de los personajes, ese halo
más intimo, aventurero y en parte nostálgico es quizá también lo que le
de ese carácter tan especial a esta secuela.
En este sentido,
‘El
Despertar de la Fuerza’ juega también ese papel presentativo de algo más,
esa primera parte o séptima de las que vendrán, sin embargo funciona
precisamente por su apoyo en unos personajes nuevos (muy acertado el
casting) y no tan nuevos muy carismáticos y que realzan el propio
desarrollo del film conforme va avanzando. Los protagonistas más jóvenes son aquí
el verdadero reclamo de una llamada a ese relevo generacional que
parecía necesitar la saga, siendo tanto Finn (John Boyega) como Rey (Daisy Ridley) los que
gozan de los mejores minutos en el film.
Abrams,
en definitiva, pese a no arriesgar, consigue conformar un producto, que
lejos del marketing que lleva detrás, es lo suficientemente sólido
y nostálgico para ganarse el ser una secuela más que digna de lo que
para todos es un mito, que no es poco, y en definitiva despertar una
saga que para muchos llevaba demasiado tiempo dormida. Solo después de ver el
Episodio VIII y IX quizá tengamos una idea de si esta ‘nueva’ trilogía que se
aventura, consigue superar a la original, pero de momento Abrams consigue
labrar el camino de la curiosidad y el interés por lo que venga en los próximos
años, y eso es digno de aplaudir.
NOTA: 7.5
Por Joaquín Muñoz
Buenísima tu crítica, no alaba ni castiga, es muy honesta. Voy a verla ahora que la van a pasar en tv y pondré atención en lo que comentas. No es nuevo decir que una película Star Wars es de lo mejor porque siempre hacen cosas buenas, se agradece que las personas involucradas hicieran posible una nueva entrega. Hay que decir que es distinta a lo hecho por George Lucas pero JJ Abrahams y el resto del equipo lo hicieron de forma fantástica le hicieron justicia a tantos años de espera.
ResponderEliminarGracias por comentar, si aunque es un refrito de algo ya visto, lo cierto es que han recuperado ese espíritu aventurero que parecía haber perdido con los tres anteriores y eso se agradece =)
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