Llegados a este punto del año,
pasado el festival de San Sebastián, siempre suele agolparse en nuestras
carteleras lo más destacado del cine español en cuanto a la ansiada mezcla de
calidad y alta producción. Dejando de lado las insulsas comedias de clichés multinacionales
o las radicales obras que el otro cine español sigue produciendo pero no
estrenando comercialmente, este grupo privilegiado del cine nacional se
encuentra cada más más delimitado por el éxito de crítica y público del
thriller, un campo donde la originalidad, los cambios de tono, las sorpresas y
cierta intención de manejo rítmico del tempo interno siguen produciendo una más
que correcta multitud de espectadores locales, sumados a las posibilidades de
exportación debido al escaso localismo de las tramas.
Dentro de este contexto, destaca
sin duda la opera prima del actor Raúl Arévalo. Tarde para la ira es un thriller que no sorprende por sus
personajes, su historia o los derroteros en los que entra su trama. Todos son,
en cierto modo, habituales. La sorpresa viene, sin embargo, del buen hacer con
el que está realizado todo el conjunto, llamativamente bien orquestado para ser
un debut y contradiciendo los numerosos batacazos que multitud de estrellas
provocan al ponerse a espaldas de la cámara. Este thriller es, sin embargo, un
acierto poblado de buen hacer narrativo en sus escenas clave.
Ayudado por la gran actuación del
trio protagonista (Antonio de la torre, Luis Callejo y Ruth Díaz) el relato de
Arévalo mastica su fuerza a grandes bocados, calmando su hambre y manejando el
ritmo esquivando el exceso con el que gusta de coquetear en momentos puntuales.
Así, esta historia de venganza, en donde el contenido y acomodado es el
violento y el macarra el de la contención (más vale no destapar más en este
tipo de películas), mantiene la tensión desde su chocante escena inicial hasta
un final lleno de momentos arduos. Un camino que Raúl Arévalo acierta a
desandar, enfriando el tono de su relato a la vez que su historia se calienta.
Aunque este control de su debutante director resulta notable también es cierto
que Tarde para la ira resulta de una
perfecta ejecución conjunta pero cuenta con un clímax cuyas revelaciones y
soluciones finales no provocan ningún tipo de sublimación, siendo todo el
conjunto un camino bien conducido pero excesivamente recto y conocido, un
producto impecable que acaba exactamente donde esperas que la historia acabe,
dándote únicamente lo que promete darte sin haberte sorprendido ni trastocado en
ningún momento del camino (decíamos todo lo contrario de Elle). Dicen que un
final ha de provocar dos reflexiones, a priori, contrapuestas. La primera es la
de sobra conocida de…”no podía acabar de otra manera”, la segunda por el
contrario, “nunca me lo hubiera imaginado”. Digamos que Tarde para la ira se preocupa tanto de su corrección que cumple la
primera de ellas con creces pero es todo un ejemplo de contradicción con la
segunda.
Además de los actores, se
agradece la suciedad y el grano visual de la imagen del film que, aunque
fingida, logra retratar con sudor y suciedad aparentes de forma más que
interesante los barrios bajos de las afueras de Madrid, sus bares y sus fiestas
dotando de más carnalidad y realismo a la interpretación y al diálogo de sus
actores principales y sus interesantes secundarios. Por otro lado, las abruptas
incrustaciones musicales conforman también un acierto puntual al énfasis del
relato ayudando a un montaje paralelo que, en oposición, no acaba de funcionar
como tal, siendo una de las razones de ese descafeinado, aunque solvente, clímax.
En definitiva, un interesante debut con el que seguir adornado ese corpus cada
vez más numeroso del que hace gala estos últimos años el nuevo thriller de
producción nacional.
Por Rafael S. Casademont
El grano y las actuaciones lo mejor de la imagen sucia de este film. Me pareció algo abrupto la resolución final, parece que le faltara como mínimo algún obstáculo para superar el último peldaño. Pero muy buen ritmo durante el resto del film.
ResponderEliminarSí, opino lo mismo, todo sale demasiado según los planes pero muy bien conducido en su conjunto. Muchas gracias por tu comentario.
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