El director James Vanderbilt se
estrena en la realización después de trabajar durante años como guionista para
célebres películas como Zodiac (2007) o The amazing Spider-man (2012). Su salto
a la dirección resulta un tanto tardío por varias razones: trata un tema
genérico que hace décadas se comenzó a retratar en el cine, se basa en hechos
reales que sucedieron hace diez años y, en definitiva, se ha hecho esperar para
dar el paso a la dirección cinematográfica.
La verdad se basa en el libro de
la Mary Mapes en donde se describen los sucesos reales que vivió la periodista cuando
realizó un reportaje para el programa de televisión 60 minutos de la CBS, en donde se pretendía demostrar que el
presidente George W. Bush evitó participar en la guerra de Vietnam. De esta
manera, Mary, junto a su equipo, realizó uno de los reportajes más polémicos de
la televisión, ya que su emisión generó polémicas en torno a la veracidad de
los documentos en los que se basaba el reportaje. Así, en definitiva, la
película pone en duda la integridad de los medios de comunicación, temática
abordada en multitud de ocasiones, convirtiéndose en célebres títulos
cinematográficos como El gran carnaval
de Billy Wilder (1951), Network un mundo
implacable de Sidney Lumet (1976) o películas más actuales como Buenas noches, buena suerte de George
Clooney (2005) o la reciente Nightcrawler
(2014).
Además de tratar una temática
explotada de una manera conservadora, el desarrollo del film decae durante su
segunda parte: tras un inicio con ritmo e interés, la segunda parte se centra
en obstáculos y límites que debe afrontar la protagonista, desbordando en un
esquema un poco repetitivo. La detallada información que cuenta está aderezada
con una banda sonora especialmente emocional en momentos contados, siendo
evidente una gran diferencia entre los momentos más serios y las escenas en
donde pretenden conseguir mayor sensibilidad, confundiendo un poco el tono de
la película.
A pesar de ello, la película
consigue ser entretenida y está bien estructurada, el espectador no se pierde
ante la multitud de sucesos que provoca el famoso reportaje que suscitó el
escándalo “Rathergate”. Pero sobre todo la película tiene valor por su reparto.
Cate Blanchett tiene la habilidad de convertir cualquier película en un gran
ejercicio de interpretación y, a pesar de que su compañero veterano no tiene
tanto protagonismo como ella, Robert Redford se convierte en su mentor
perfecto, creando una pareja interpretativa con una buena complicidad.
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