Primera película española en
ganar el Giraldillo de Oro, el gran premio del Festival Europeo de Sevilla, La
academia de las musas es el último, y de nuevo sorprendente, trabajo de José Luis
Guerin. El veterano director, maestro del mal llamado “otro cine español”
vuelve a regalarnos un trabajo de un valor inversamente proporcional al dinero
invertido en él. “fijaos en que, normalmente en las películas hay muchos logos
antes, veréis que en esta película no los hay” nos dice Guerin antes de que
empiece la película directamente sin, como bien ha dicho, ningún logo de ningún
mecenas público o privado.
La academia de las musas es un modelo de clases que un profesor universitario ha establecido con sus
alumnas para recuperar la figura de la musa. Mediante las reflexiones en el
aula se atisba la arriesgada propuesta de este profesor de potenciar la
inspiración artística en la sociedad a través de la creación de la figura de la
musa, una especie de evolución de la mujer corriente para el arte. Las relaciones del
profesor con su mujer y dos de sus “musas” conformará el resto del relato.
Ante un argumento tan imaginativo
como inverosímil y reflexivo el espectador asiste a una serie de conversaciones de
argumentación intelectual sobre todo lo que conlleva esa propuesta casi
distópica del profesor, cadena de escenas sin intermedios cuyas palabras atraen el oído y despiertan la mente. Ya que asistimos a una conversación tremendamente interesante tenemos ganas de argumentar a
favor o en contra de cada frase, de forma tan exquisita e incorrecta como lo hacen los
protagonistas, el amor, la inspiración, las relaciones de pareja, la juventud,
la vejez, la creación, la originalidad; todos y más, elementos tratados de forma
aparentemente sencilla en un guión recitado y co-creado por actores no profesionales que,
lejos de perjudicar al relato, le dan más veracidad.
Sí se ha de poner un "pero" a
Guerin y a su obra es la de los numerosos parpadeos a negro de la película,
realizados en el montaje para eliminar los segundos en los que hay fallos de
cámara. José Luis Guerin dijo que en España existe la tendencia de esconder la
pobreza de medios en el cine y él no quería hacer eso, al ser él el propio
operador de cámara cometía fallos de foco o luz que, en la película se extraían
de la escena mediante esos segundos en negro. Quizás, y solo me atrevo a decir
quizás, hubiera sido mejor y más sincero con respecto a los medios con los que
está realizada la película dejar los fallos que estos provocan y no ocultarlos
mediante unos parpadeos a negro que, sin oír a Guerin, siempre sincero, muchos
interpretarán como un supremo mensaje artístico oculto por interpretar de parte del director de Tren de sombras.
En definitiva, una película que nadie
debería perderse, no solo es la mejor película española del año, sino que en el
mal llamado cine indie probablemente
sea la mejor obra del año. Para los amantes del cine de verdad, del cine que
nace de la necesidad de crear, de rodar y de encontrar la verdad a través de la
cámara, para todos ellos está La academia
de las musas.
Por Rafael S. Casademont
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