
Mucho se ha hablado de Magical
girl, la ganadora de la Concha de oro en el reciente Festival de San
Sebastián, con ella se ha elogiado a su creador, Carlos Vermut, ganador, a su
vez, de la Concha de plata como Mejor director. Se ha dicho que era la mayor
revelación del cine español en la que va de siglo y se ha situado a su autor
como el primer cineasta con entereza, personalidad y mundo propio desde que
apareciera allá por los ochenta otro joven extraño llamado Pedro Almodóvar. Pues
bien, todas estas atrevidas comparaciones y, a priori, desmesurados elogios son
ciertos.