Dirigida por Rob Minkoft, uno de
los responsables del clásico de Disney ‘El Rey León’, nos llega esta apuesta
por rescatar a unos personajes animados ya recreados en su momento en la
televisión de los años 60. Una apuesta, que no termina de cuajar y
que supone para DreamWorks, un paso atrás en su camino por
hacerse un hueco entre la animación de calidad.
Partiendo de una premisa bastante
atrayente, como es la de un perro que es un genio y que decide adoptar
a un niño humano, arranca la historia de esta película. Un argumento que va
mucho más allá, incluyendo los viajes en el tiempo como
divertimento de los dos protagonistas y que está basado en el
conocimiento histórico, resultando muy atractivo e incluso bastante
didáctico para los más peques.
En este sentido, el guión
aprovecha las aventuras de los protagonistas en sus viajes temporales, para dar
alguna lección sobre algún acontecimiento o personaje histórico, todo, de una
manera bastante infantil y simple, donde se ve que el objetivo
principal es que a los niños les suenen esos personajes, no que sepan
su historia. Algo justificable, debido a que nos encontramos ante un
producto dirigido plenamente a los más pequeños de la casa.
Y es aquí donde la película no
termina de convencer. En ningún momento se consigue conectar con el
público adulto, siendo el elemento más importante de la cinta el que no
está bien desarrollado, con esto me refiero a la relación padre-hijo o
como se nos presenta: perro-hijo. Una relación con la que el espectador apenas
consigue empatizar, esto se debe al escaso desarrollo de los
personajes durante el transcurso del film, en la que apenas se avanza,
sobre todo en aras de desarrollar la acción, sujeta quizá a demasiada rapidez
e hiperactividad en algunos momentos.
Y es extraño, ya que con ‘Los Croods’ o ‘Como Entrenar a tu Dragón’, DreamWorks
había demostrado que podía estar a la altura e incluso medirse en su caso, con
las todopoderosas Pixar y Disney en este tipo de animación,
consiguiendo llegar tanto al público adulto como al más infantil, algo difícil,
pero que con un poco de esfuerzo se puede conseguir, y que en este caso no
logra, siendo solo los más pequeños los que la disfrutarán.
NOTA: 5.0
Por Joaquín Muñoz
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