Boyhood es una de las mejores películas del 2014 y, sin
duda, una de las mejores de este nuevo siglo. No hace falta más que conocer su
punto de partida, la infancia de un niño grabada durante 12 años (aunque con 39
días de rodaje en total), para desear verla. Además, prácticamente todas la
prensa cinematográfica importante la incluye como una de las mejores películas
de 2014.
Richard Linlaker propone una forma de utilizar el cine
abordada en contadas ocasiones, una forma que otros grandes maestros del cine
como François Truffaut y sus aventuras de Antoine Doinel intentaron: ver
envejecer y evolucionar a un personaje. Linklater ya lo experimentó
anteriormente con la pareja de actores Julie Delpy e Ethan Hawke en la trilogía
Antes del amanecer, Antes del Atardecer y Antes del anochecer. Sin embargo,
esta cinta va un paso más allá y muestra en casi tres horas de metraje 12 años
de la vida de un niño, Mason, desde su niñez hasta su mayoría de edad.
Boyhood reúne los momentos más importantes de la infancia de
un niño, aquellos momentos que, aunque parezcan los más insignificantes, pueden
ser claves para la vida adulta. Así, durante 166 minutos, contemplamos cómo
afecta a Mason las constantes peleas con su hermana mayor, los numerosos
cambios de domicilio, las esporádicas visitas de su padre, la complicada
convivencia con los novios de sus madres, etc. Así, Linklater pasa de un año a otro, sin
avisar, de manera continua y hacia delante, como ocurre en la vida misma.
Cuando el espectador se aproxima al final de la película,
observa hasta dónde ha llegado el protagonista y recuerda al pequeño Mason
(aquel que era fan de Dragon Ball Z y de los videojuegos) como si hubiera formado
parte de su vida, como si hubiera visto crecer de verdad a un ser querido o,
más aún: como si el mismo espectador se mirara al espejo y reflexionara sobre
la manera en la que el tiempo se escapa de nuestras manos.
El cine se creó para capturar el movimiento, para capturar
la vida, para capturar instantes y dejarlos atrapados para siempre en
fotogramas. Boyhood es eso, es el puro sentido del cine, el retrato de momentos
de una vida, que podría ser de cualquier espectador. Así que, siéntense
cómodamente en su butaca y déjense atrapar por este momento llamado Boyhood.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar