[CRÍTICA] Big hero 6: Tierno y destructor

Ya podemos disfrutar en nuestras pantallas del último trabajo de animación 3-D de Disney. Nominado al Oscar a Mejor largometraje de animación, esta adaptación de un cómic de la Marvel supone una brillante unión entre dos grandes del cual ambos mundos se benefician.

La película, situada en un futuro no muy lejano, narra la historia de Hiro, un superdotado que al verse envuelto en una trama criminal querrá trasformar al robot de atención médica de su hermano y sus amigos en superhéroes capaces de enfrentarse al enemigo.

Situándonos siempre en el terreno de una película infantil, Disney vuelve a demostrar la grandeza de su nombre, haciendo gala de su recientemente adquirida modernidad junto con sus habilidades clásicas. Una historia que pone de manifiesto valores como la amistad, la unión y la superación personal en una historia divertida y, gracias al comic de la Marvel, con más acción y chispa de lo acostumbrado en los relatos del Disney clásico.

La película, además, nos presenta un personaje, el del robot de atención médica Baymax, un androide mullido, gigantón, bondadoso y achuchable, que llena de ternura y diversión todas las escenas de la película.

Además del acierto con los personajes y el divertido ritmo de la película, el apartado técnico de la animación también es sobresaliente. Cierto es que no se puede esperar menos de un nombre como Disney, pero la perfección del movimiento, la belleza de los colores, las texturas y la fluidez de todas las acciones no son sino la principal razón por la que la película resulta tan atractiva, fresca y brillante para todas las edades.

Si tienen un hijo, un sobrino o un hermano pequeño, ya saben, utilícenlo como excusa para ir a ver Big Hero 6.