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2 de febrero de 2014

La gran estafa americana: Con cuentagotas




David O. Russell construye en La gran estafa americana, su nueva película, un mapa de personajes a través de los cuales contará la historia de unos estafadores infiltrados en el FBI para destapar los turbulentos casos que comparten mafias y políticos regionales.

El director no utiliza la historia para definir sus personajes, sino que a través de las características de estos mismos es como O. Russell consigue que la historia cobre sentido. De esta manera La gran estafa americana se presenta como una exposición de pintorescas personalidades que deben ser interpretadas por el espectador, que se ocupa de juzgar y encasillar a los protagonistas, y así comprender las acciones que estos llevan a cabo.


Para llevar a cabo dicho proyecto el director confió sus maquinados personajes a actores de trayectoria, que podrían asegurarle una sólida interpretación. El problema de La gran estafa americana es la falta de discreción que sus personajes muestran. Desde el primer momento pretenden desmesuradamente hacerse notar, como si un enorme pedestal los separara a ellos del resto del reparto. Tan convencido estaba el director de crear unos personajes eficientes, que llamaran la atención del público y centraran la historia, que estos resultan estrafalarios y sobrecargados. No consiguen concordar con el ambiente que generan el reparto que les rodean. El exceso de los bajos fondo que tímidamente muestra el film solo rocía a los protagonistas, y en muchas ocasiones, medido con cuentagotas.

Por supuesto no quiero incluir a todos en el mismo lote. Si existe en esta historia un firme hilo conductor ese es sin duda Christian Bale, que nos brinda una interpretación fantástica, sin sobresaltos y mucho menos adornada que la del resto del reparto. Mientras, por otra parte, el bipolar personaje de Amy Adams hace que la historia se tambalee en muchas ocasiones debido a unos giros emocionales a veces simpáticos, a veces arrogantes y otras muchas veces incomprensibles. Jennifer Lawrence salva sin duda alguna la actuación femenina, con una interpretación que va de menos a más y que nos imposibilita poder guardar rencor a su personaje cuando la película concluye.


El cuarto de los pilares que sostienen el nuevo film del director de El lado bueno de las cosas (2012) lo interpreta Bradley Cooper. El papel que lleva a cabo el actor de Resacón en las Vegas (2009) resulta, durante gran mayoría de la película, imposible de ubicar. Un desmedidamente inmaduro agente del FBI cuyo único aporte a la obra es una más que predecible actuación que culmina en un resultado ya presagiado muchos minutos antes de llegar el final.

Dejando a los personajes atrás, he percibido en La Gran Estafa Americana una sutileza a la hora de abordar el tema de los excesos, pese a que la historia hable de negocios turbulentos. Esto es algo que en algunas ocasiones se agradece y en otras sin duda se echa de menos. Por una parte la película se muestra elegante, y hace ejemplo de como no es necesario que las drogas y el alcohol sean coprotagonistas en un film de estas características. Por otra, se pierde la fuerza que este tipo de escenas suelen aportar, y además provocan en los personajes un aspecto mucho más artificial. El resultado final parece, por momentos, una especie de Casino (1995) bastante ''light''.


Pese a ello muchos la coronan como el estreno de la semana (a falta de visionar lo nuevo de Polanski) y resulta interesante de visionar para seguir la trayectoria del halagado director estadounidense.

Alfonso Cañadas para Cine a la Carbonara.


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