Segundo día del Festival IBAFF y
segundo día en el que el taller de cortometrajes que realizó Abbas Kiarostami en
2012 y 2013 en la capital murciana tuvo el protagonismo. Esta vez con tres
pequeños cortometrajes de sus alumnos, Too
Late, de Juan Soto, Un día de lluvia,
de Clara Martínez Malagelada y Phototrophs
de Mikel Ambrosio. Aunque con diferentes planteamientos, los tres cortometrajes
mantienen el espíritu de trabajo que ya demostró ayer el corto realizado por el
propio Kiarostami, la captación de la bella sencillez de la vida diaria. Unos
trabajos donde se exhibe que para el maestro lo realmente importante no era el
acabado cinematográfico (que también) sino el valor de saber mirar la vida por
encima del cine para conseguir la confluencia de ambos.
Fotograma de Las costas de Orán |
También pudimos asistir a la
proyección de Las costas de Orán,
cortometraje del cartagenero Alfonso G. Cañadas sobre el Valle de Escombreras. El montaje, que combina imágenes rescatadas en
8 mm con grabaciones digitales de la actualidad, compara el prometedor pasado y
el presente decadente de esta pequeña localidad, ejemplo hoy de los engaños de
grandeza del franquismo. El uso de la voz en off en forma de un audio auténtico
donde se anunciaban las maravillas que deparaban a la población del valle,
sumado al inteligente uso del color (muy vivo en el metraje encontrado y en un
blanco y negro grisáceo en las actuales) acaban de componer las herramientas
con las que Cañadas reflexiona de forma sutil pero compleja del paso del
tiempo, siempre destructor, de las mentiras del pasado (sin olvidar las del
presente) y de la identidad de un espacio como hogar portador de identidades y
memorias.
Fotograma de Nuestra amiga la luna |
Tras Reino, ambicioso por algo excesivo cortometraje de Joao Monteiro en
torno a la religión mediante una estética artificial y forzosamente sublimada
con el blanco y negro y una arrebatadora presencia de la música de opereta, la
tarde de cortometrajes finalizó con Nuestra
amiga la luna. El cortometraje de Velasco Broca, grabado en 16 mm, con los
bordes del formato redondeados y en blanco y negro actualiza y expande el
impagable imaginario visual que compone la filmografía de su autor. La
extrañeza del paisaje y de los rostros, tanto de la India como de España, se
unen en una historia juguetona e intrincada de cambios temporales y aventuras
donde el drama y el humor coexisten amigablemente por medio de la extrañeza.
Fotograma de The War Show |
En cuanto a los largometrajes, el
más impactante fue The War Show,
documental de Andreas Møl Dalsgaard y Obaidah Zytoon que recoge de primera mano
numerosas grabaciones caseras en Siria a lo largo de los últimos años. Dividido
en 8 capítulos (Revolution, Suppression,
Resistance, Siege, Memories, Frontlines, Extremism y un epílogo) la
película avanza por el conflicto sirio mostrándonos la cotidianidad de un grupo
de amigos y su evolución tomados como pequeña muestra dentro del complejo
proceso de radicalización de los opositores al régimen. La falta de atención a
los gritos de ayuda de Europa y América, las torturas y las muertes de seres
queridos, así como la entrada militar de Al-qaeda
llevan a una transformación descorazonadoramente lógica de una sociedad
destruida por un conflicto del que todos somos culpables. La cercanía de las
grabaciones y la presencia cotidiana de la muerte recuerda inevitablemente a
otros grandes documentales como SilveredWater, Syria Self-Portrait o Homeland,Iraq Year Zero (ganadora de la pasada edición del IBAFF).
También pudimos ver el estreno en
Murcia de la última película del americano Ira Sachs, Verano en Brooklyn (Little men). En ella, el cineasta aborda de manera ligera y
naturalista el problema que asola a dos jóvenes amigos tras un conflicto
económico entre los padres. De forma delicada, quizás demasiado, el cineasta
plantea una puesta en escena naturalista, con planos fijos e iluminación de
escaso contraste que deja fluir la historia en torno a la delicada construcción
de los personajes, centro vital de la película. También pudimos ver The fixer, película rumana sobre el
enlace local de unos reporteros franceses durante la realización de un
reportaje sobre un caso de prostitución de menores. El largometraje de Adrian
Sitaru consigue, a través del complejo conflicto ético de su protagonista,
denunciar sin concesiones pero sin exhibicionismos tanto el tráfico de personas
como la prostitución infantil, planteando de forma paralela una crítica hacia
la comprometida posición de los medios de comunicación que abordan estos temas.
De narrativa irregular y algo difusa, es en la secuencia referida al encuentro de
los periodistas con la joven afectada donde, finalmente, todos los apuntes de
la película aparecen y el largometraje remonta su interés. Precisamente es el
interés lo más difícil de ver en otra de las películas de la jornada, Ruinas tu reino, de Pablo Escoto. En esencia, un cúmulo de imágenes
registradas durante un peregrinaje por el golfo de Méjico que acaba siendo una
sucesión azarosa de escenas de diverso interés y planteamientos estéticos cuya
sucesión parece tornarse en azarosa y carente de más sentido que el puramente
observacional.
La siguiente jornada de Sección
Oficial del IBAFF solo nos trae una película debido a su gran duración. Sin
embargo, la cita con A Lullaby to the
Sorrowful Mystery, de Lav Díaz, se antoja indispensable.
Rafael S. Casademont
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