La cuarta jornada de Sección
Oficial del IBAFF comenzó con una sesión que unió dos de las obras más
interesantes de todo el certamen. Como cortometraje, Yo me lo creo del colectivo Terrorismo de autor, se basta y se
sobra con un plano fijo y una voz en off para desarmar cualquier reticencia del
espectador con la abrumadora verborrea del protagonista. Una reflexión
deslenguada y sincera sobre nuestra sociedad y nuestra actitud ante el
sistema.
Yo me lo creo |
Al mediometraje le siguió,
dentro de la sección de largos, Le parc,
la segunda película de Damien Manivel, joven cineasta francés que ya nos
sorprendió hace dos años en el festival con Unjoven poeta. Sin dejar del todo atrás ese humor tan francés extraído de la
incomprensión de la lógica amorosa, Le
parc se centra esta vez en una joven chica abandonada en un inmenso parque
por su enamorado. Será al llegar la noche cuando la obra entrará en nuevos
terrenos de extrañeza, con una estética más artificiosa y donde Manivel irá
adentrándose en el terreno de lo mágico hasta un desenlace realmente poético.
Una obra que, tras su interesante ópera prima, confirma sin duda al director
francés como uno de los jóvenes creadores europeos a los que no debemos perder
la pista.
Le parc |
También pudimos ver La muerte de Luis XIV, la película más
accesible y exitosa del catalán Albert Serra que vuelve a tener en el concepto
del cine como captura del paso del tiempo el principio reflexivo de su cine.
Tratando la muerte del rey sol, a través de su enfermedad hasta incluso después
de la autopsia, la película se centra en mostrar la natural y tranquila llegada
de la muerte a través de un proceso tan detallado y físico que humaniza al rey
absolutista a la vez que nos recuerda que solo la muerte une a todos los seres.
Con una aproximación visual de corte pictórico realmente preciosista y
protagonizada por el gran Jean-Pierre Léaud con realismo y compromiso en el
contenido y silencioso comportamiento del enfermo monarca, Serra compone un retrato
biográfico realmente destacable, en donde los guiños metacinematográficos se
combinan con inclusiones de estricto contenido histórico.
La muerte de Luis XIV |
También pudimos ver el
largometraje Todo lo demás, cinta
mejicana dirigida por Natalia Almada que narra con cercana sobriedad el día a
día de una aburrida funcionaria, soltera y amargada. Es mediante los pequeños
gestos, sumados a una imagen de tonalidades frías y cámara estática, como la
película logra transmitir el agobiante aislamiento de una vida “normal” y “correcta”.
También pudimos ver el cortometraje que más podríamos adherir al videoarte de
esta edición. Tindaya, de David Krems,
se sirve de una pantalla partida en tres para ir evolucionando sobre el retrato
en blanco y negro del paso por paisajes áridos y secos. Los otros
es un cortometraje de Susana López que reflexiona sobre la sensación de
encierro y agobio social que ya nos transmitía esa misma tarde Todo lo demás y, de forma aún más
conceptual, Tindaya. Esta vez, esa
sensación surge de un planteamiento visual lleno de encuadres rotos, reflejos y
desenfoques, unido a un trabajo sonoro acorde a la propuesta.
Todo lo demás |
Fueron otro cortometraje del
taller de Kiarostami, No hay hombres de
repuesto, de José Antonio Marcos Botella, centrado en una jornada de
trabajo en la huerta, junto con el lioso video-ensayo de incontrolada ambición
narrativa y profunda confusión formal, Ce
Qui Arriva L'année 13 Lapin de Nathalie Hugues and Nicola Bergamaschi, los
que cerraron la penúltima jornada de cine de esta octava edición del Festival
Internacional de Cine de Murcia.
Rafael S. Casademont
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