Durante una misión tripulada a Marte, el astronauta Mark Watney es dado por muerto tras una terrible tormenta y abandonado por la tripulación, que pone rumbo de vuelta a la Tierra. Pero Watney ha sobrevivido y se encuentra atrapado y solo en el hostil planeta rojo. Con suministros escasos, deberá recurrir a su ingenio y a su instinto de supervivencia para encontrar la manera de comunicar a la Tierra que sigue vivo.
Ridley Scott
(Alien, Blade Runner), llevaba tiempo sin realizar un film de calidad, con
pinchazos sonados como ‘Exodus’ o ‘Prometheus’, sin embargo, esta vez consigue resarcirse
y entrega un film
que huye de cualquier
tipo de reflexión, y apuesta decididamente por entregarnos un
producto donde predomina
el entretenimiento, envuelto en los conceptos científicos
de supervivencia que el protagonista tiene que desentrañar para sobrevivir.
Quizá, lo que
hace que el film no
se vuelva tedioso, sea apoyar todo el peso de su a veces ‘sobre’ explicación científica en un personaje principal
muy cómico y optimista, ayudado por la excelente interpretación
de Matt Damon y una acertada banda sonora setentera. En este sentido, la
soledad y el drama que hayamos podido ver en cualquier otro film de
supervivencia, dejan paso a un ‘Buen rollismo’ y pasión por el trabajo
que hacen al personaje de Mark Watney muy atractivo para el espectador, convirtiéndose
en el verdadero reclamo de un film que palidece en los momentos
en que la
narración se traslada a la Tierra.
Algo, que no se
puede trasladar al resto
de personajes, ciertamente planos, estereotipados y bastante previsibles,
son sus intervenciones sobre todo en el segundo acto, las que más lastran el
film, junto a un
metraje quizá demasiado largo y que con el corte de alguna que
otra escena sobrante hubiera quedado mejor perfilado.
En este sentido,
la ambientación de Marte
está muy lograda, y los efectos especiales en general muy trabajados y
realistas, con un diseño de estancias y naves muy apropiado para
el film, quizá lo único que no se entiende es que los astronautas
hagan uso de trajes
donde predomina el color
anaranjado en un planeta de ambientación rojiza
y que haría difícil que se les pudiera ver
a cierta distancia, por lo demás el film en este aspecto también
sobresale.
En definitiva, ‘The
Martian’, gracias a ese derroche de personalidad y optimismo, se convierte
en un film espacial único, que alejado de los parámetros de la
dramática ‘Gravity’ o la reflexiva ‘Interestellar’ por citar dos ejemplos
cercanos y con la que seguramente se comparará, consigue ser un
entretenimiento diferente y ciertamente divertido alrededor de
esa soledad y lucha por sobrevivir que envuelve al protagonista.
NOTA: 7.0
Por Joaquín Muñoz (JoaquinMGLoL)
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