Jafar Panahi lo ha vuelto a hacer. Taxi Teherán no es solo una buena película por lo que es, sino por
lo que significa. Con el pésimo, racista y cobarde sistema de distribución que
impera en la mayoría del mercado español difícilmente nos llega todo el cine
que nos debería de llegar. Si analizamos las fechas en las que llega lo que
llega la cosa es aún más indignante, pero que llegue esta película a algún cine
de España (nosotros la hemos visto en la Cineteca, Madrid) es un pequeño
milagro, ya que está película no debe, legalmente, existir. Pero el cine es un
arte, el arte domina lo misterioso, lo inexplicable, invisible e intangible y
por ello no se puede legislar.
Jafar Panahi, para quien no conozca su obra y o su historia,
es un prolífico director iraní que comenzó su carrera de la mano del conocido
Abbas Kiarostami. Al realismo de su maestro sumo un mayor sentido del humor y
un recuperado compromiso social que, después de ya haberse ganado el prestigio internacional
con películas como El globo blanco, El espejo o El círculo le valieron, después de Fuera de juego una condena de cárcel. Debido a las protestas
internacionales el gobierno recapacitó con algo, puede que peor. Panahi volvió
a su hogar pero con arresto domiciliario y la prohibición de ejercer su
profesión, de hacer cine.
El director iraní ya se ha saltado está prohibición tres
veces, a través de diversas escaramuzas y trucos que no permitan ver a las
autoridades que está haciendo una película. Una voz autorizada nos cuenta que This is not a film llegó a Cannes y, de
ahí, al mundo, en un pen drive metido en un pastel.
Aún no sabemos los avatares de la realización y distribución
de su nueva obra pero sí agradecemos el poder verla. Taxi
Teherán nos muestra a Panahi como un extraño conductor de Taxi, interpretándose
a sí mismo. Grabada con dos cámaras en soporte giratorio dentro del vehículo,
por el transporte irán pasando diversos pasajeros que proporcionaran a la
historia diversos puntos de vista, humor y crítica sobre el estado iraní. El
vendedor de películas pirata “sin mí, no hay más Woody Allen”, la mujer de las
flores, las ancianas del pez que les salvará la vida o la charlatana sobrina de
Panahi exponiendo a su tío las enseñanzas de su profesora sobre una película “distribuíble”
sacan una sonrisa de pocos segundos, pero una reflexión bastante más extensa.
Está misma sobrina, esperamos que futura cineasta como
los también iraníes Samira y Moshen
Makhmalbaf (padre e hija), fue la encargada de recoger el Oso de Oro a Mejor
película en el Festival de Berlín de este 2015.
Obviamente su tío no pudo ir. Recoger premios se podrá prohibir, hacer
películas, nos han demostrado ya varias veces que no.
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