Y llegó el último día de
competición del Festival IBAFF. La sesión de las cuatro de la tarde comenzó con Un jeune poète, una sutil y divertida
película, dirigida por Damien Manivel, que forma parte de la sección de ópera
prima. Retrata de una manera cotidiana el deambular de un joven, Remi, que
busca inspiración para saciar su vocación de poeta. Pero más allá de su ímpetu, ni la bella muchacha, ni su
amigo el pescador ni las noches de alcohol serán suficientes para cumplir su
objetivo.
Este film destaca por su
protagonista, un chico inocente e ingenuo, que crea momentos de humor
naturales, con los que cualquier persona se puede sentir identificada. Aunque,
por las circunstancias, Remi llega a un punto de patetismo extremo, lo que hace
que la película no se quede en una mera comedia anecdótica. Además, su ambiente
veraniego propio de películas de Rohmer y la ternura que despierta el chico en
el espectador (sensación parecida a la que transmite el mítico personaje de
Truffaut, Antoine Doinel) hacen de esta ópera prima una obra discreta, bella e
ingeniosa. Nota a Un jeune poéte escrito por
Raquel Agea Ramos.
Con un pequeño hueco en la
programación pudimos asistir a un largometraje de la Sección Periferia. Esta
película se titula Antígona despierta
y está dirigida por Lupe Pérez García. De la fotografía y la producción se
encarga Juan Barrero, director de La jungla interior, película incluida en nuestro Top 20 del pasado año. La película
iba a ser una gran producción pero al no encontrar financiación paso a ser de
corte mucho más independiente y experimental. De esta forma, la película se
pudo dotar de una complejidad notable que mezcla a Sófocles y la tragedia griega
con filmaciones documentales de recreaciones bélicas. Todo ello viajando en un
continuo cambio de tiempo y época. Una película algo encriptada pero llena de
belleza por la que merece la pena viajar y dejarse llevar. Muy atentos a las
espectacular escena de los buítres (imagen de cabecera de esta entrada).
Antes de la película se exhibió el
cortometraje a concurso L’oreig,
dirigido por Blanca Camell y José Luis Pizarro. El cortometraje, realizado como
trabajo fin de grado, es sencillamente precioso. Representando con facilidad y
soltura el descubrimiento del primer amor, sin decirlo, solo mediante las
miradas y el ambiente del verano en una pequeña charca de pueblo, el
cortometraje nos trasmite muchas cosas.
Por último, asistimos a la
proyección del largometraje a concurso El
lugar del hijo del uruguayo Manuel Nieto Zas. La película, con una historia
constantemente cambiante, narra los días posteriores de un hijo al
fallecimiento de su padre. Sin centrarse en su pérdida, el hijo, interpretado
por un extrañísimo actor llamado Felipe Dieste, se tendrá que hacer cargo de
sus deudas, vivir con la novia de su padre, dejar su ciudad y entre otras cosas
participar en movimientos de izquierdas educativos o reunir ganado. De esta
forma, la película no acaba de centrarse en nada y se hace muy larga al estar
tan cargada. A pesar de ello, su historia es interesante y ambiciosa, dirigida,
quizás con dudas o con demasiada ambición por hacerlo todo. La película, pese a
todo, no deja un mal sabor de boca.
Con esta crónica cerramos la que
ha sido una increíble semana en este fantástico festival. Solo nos queda
conocer los ganadores de esta sexta edición. Gracias por leer.
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