"Aniraymon" es una sección de Cine a la Carbonara que nace de la intención de hablar de las grandes obras del cine de animación desde un punto de vista que no siempre se suele tratar. Para comenzar me gustaría analizar la que quizá es mi película favorita de animación, Toy Story.
Sí te preguntaran sobre que trata Toy Story ¿qué responderías? Muy probablemente contestarías que sobre la amistad y no te faltaría razón. La amistad es un tema recurrente en las tres películas, sobre todo en la primera. Pero esa solo es la capa más visible de la cebolla, existe un tema latente a lo largo toda la trilogía y que está representado en el personaje de Woody, me refiero al hecho de “encontrar tu lugar en el mundo”.
Al inicio de Toy Story, se nos presenta a Woody como un héroe, como el salvador, un tipo que daría lo que fuese por los suyos. Y esto fue un gran acierto por parte de los guionistas ya que en un inicio Woody iba ser un personaje avaro y egoísta que solo pensaba en su propio bien. Pero tras la negativa de Disney a esa primera versión del guión, John Lasseter y compañía decidieron reescribir la historia original. El fruto de esa reescritura fue la historia que conocemos hoy día. Para desarrollar el guión contaron con un equipo de cuatro personas entre las que se encontraba Joss Whedon, responsable de grandes éxitos comerciales como Buffy Cazavampiros o Los Vengadores. En la nueva versión del guión, Woody era un tipo bonachón y de esta forma el espectador sentiría mucha más empatía hacia el personaje cuando, en el primer giro de la historia, llega Buzz Lighttyear y rompe todo su mundo. Es en ese momento es cuando aparece el tema al que me refiero, Woody es líder de los juguetes y cuando llega Buzz él es destronado, literalmente, ya que cuando Andy deja la caja de Buzz sobre la cama, el trono de Woody, este cae por el lado acabando en el suelo. Woody se niega a aceptar esta realidad y decide atacar a Buzz, llegando a lanzarlo por la ventana de forma accidental, con el objetivo de volver a ser el juguete favorito de Andy. Woody es consciente de su situación cuando en la gasolinera dice “soy un juguete perdido”, tras enfrentarse a Buzz en el interior del coche y acabar en el asfalto, una de las escenas más intensas de la película.
Lo de ser una persona perdida en este mundo es algo que comparte también con Buzz, que tampoco quiere aceptar su realidad y piensa que de verdad es un guardián espacial. Si la crisis existencial de Woody es el detonante del nudo de la trama, la de Buzz nos presenta el camino hacia el desenlace. A través de este personaje también se tratan los sueños rotos, ese despertar que todos hemos sentido alguna vez.
También cabe destacar como están representadas algunas de las facetas de la condición humana en los distintos personajes que componen la historia. El señor patata, por ejemplo, representa la vanidad –recordemos la escena cuando se arranca su boca para llevarla hacia su tratero mientras habla Slinky- además de la desconfianza, todo lo contrario que Slinky que es un personaje muy leal a los suyos y, de hecho, es el último que pierde la fe en Woody. Otro personaje muy interesante en este aspecto es Rex que representa el miedo y la inseguridad, siempre evita posicionarse o entrar en cualquier tipo de conflicto. En definitiva, se evidencia un gran trabajo en los personajes secundarios aunque no sufren una evolución tan notable como los protagonistas se nota que están muy bien elaborados. Es por eso que, aunque sean juguetes, la historia resulta tan verosímil porque se comportan exactamente igual que lo haría una sociedad humana.
Por estas razones, la primera parte de Toy Story es que quizá la más adulta de todas las películas que ha realizado Pixar. Aunque sus dos secuelas posteriores son también magnificas, sobre todo Toy Story 3, creo que no ofrecen un guión tan profundo como el de la primera película.
Podría escribir varias entradas solo sobre Toy Story pero no es mi intención a aburrir a aquellos que leáis esta reseña. Me he dejado muchas cosas en el tintero pero mi intención primera era dar mi punto de vista a cerca de está maravillosa película. En mi infancia, cuando iba a la casa de algún amigo había algo que estaba siempre presente en todas las estanterías de sus salones y era una cinta VHS de Toy Story y, precisamente, a través del formato doméstico es donde más la he disfrutado, tanto como de niño como de adulto; y es que una película destinada a un público infantil tenga una profundidad tan grande es de aplaudir.
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