El director austríaco Ulrid Seidl
vuelve a la cartelera con una inusual película etiquetada de documental, siempre respetando su llamativo
e inclasificable estilo. Tras sorprender con su tríptico Paraíso: Amor, Fe, Esperanza, el cineasta se consagra como un voyeur que filma las partes más ocultas
y pasionales de los seres humanos a través de una mirada distante y
observacional.
En el sótano es un collage de imágenes tomadas a distintos
protagonistas austríacos que esconden en sus sótanos su verdadera forma de ser,
sus gustos y facetas más ocultas: un anciano borracho que esconde sus trofeos
nazis, un amante de las armas y la ópera, una sadomasoquista que ayuda a
mujeres maltratadas, una cajera de supermercado convertida en prostituta, un
cazador que cocina carne de facóquero, etc. Así transcurre una hora y media, a
través de planos generales fijos, como si fueran tapices extravagantes en
movimiento. El espectador observa cada rincón de estos estáticos planos, a
veces rotos por escenas a cámara en mano, transmitiendo que la verdadera
esencia del film reside en la parte oculta de cada persona. De esta manera,
Seidl deja claro que la apariencia de normalidad del ser humano es una cáscara
para afrontar el día a día, mientras en la parte más subterránea de cada ser
reside su verdadera naturaleza, aquella que puede ser más compleja de aceptar
por los convencionalismos sociales.
A pesar de ser aparentemente una
temática seria y perturbadora, el director sabe perfectamente cómo afrontar este turbador mosaico: a través de una perspectiva humorística, que permite distanciarse de los momentos más
duros y dolorosos del film, creando una imagen más real y fiel.
En definitiva, En el sótano representa la
materialización de los entresijos mentales más ocultos a través de habitaciones
subterráneas, haciendo que el espectador sea testigo de las pasiones más rechazadas
por la sociedad para que acepte la voz de personajes que liberan su verdadera
forma de ser.
No hay comentarios :
Publicar un comentario