Dirigida por Tim
Miller, ‘Deadpool’ supone la primera incursión en solitario del
conocido personaje de Marvel después de una adaptación bochornosa en ‘X-Men
Origenes: Lobezno’, y que hizo a la comunidad fan, empezar a moverse contra la
propia Fox para que intentará adaptar los personajes de la casa de
las ideas con más respeto hacia su idiosincrasia. Algo, que
paradójicamente caló en la productora visto lo decepcionante del resultado y se
empezó a fraguar la idea de realizar un film sobre el personaje, que finalmente
ahora ha llegado a nuestras pantallas, ¿Habrán aprendido la lección?
Un ex-operativo
de la fuerzas especiales llamado Wade Wilson, reconvertido a
mercenario, tras ser sometido a un cruel experimento adquiere poderes de
curación rápida, adoptando Wade entonces el alter ego de Deadpool. Armado con
sus nuevas habilidades y un oscuro y retorcido sentido del humor,
Deadpool intentará dar caza al hombre que casi destruye su vida.
En este sentido,
Tim Miller, con su poderosísimo arranque en los créditos iniciales, pone de
manifiesto la pretensión y la singularidad de lo que el espectador va a
encontrar en el film, una demencia, violencia y lenguaje obsceno
sin edulcorantes, que solo en esos créditos iniciales, sirven como espejo de la propia personalidad de
un personaje opuesto al arquetipo del Super Héroe. Esa brillantez en la
presentación de un personaje en ese momento tan introductorio y
normalmente olvidable, denota el esfuerzo que se ha tenido
por intentar llevar a buen puerto el proyecto.
‘Deadpool’, se
presenta como un producto (comercial) limitado o quizás no, por esa calificación ‘R’
que tanto temen las grandes productoras, debido a esa falsa idea de la
restricción que pueda causar en taquilla. No nos engañemos, Fox ha
arriesgado con este film y eso se nota en una producción, que dentro
de su condición como blockbusteriana es bastante modesta, algo con lo que juega
incluso el propio film con la presentación de algunos personajes y/o
escenas a modo incluso de denuncia hacia sus propios ‘jefes’
de producción, rompiendo la barrera de la cuarta pared en su participación
con el propio espectador.
En este sentido,
‘Deadpool’ peca de jugar con un guión que aunque bien
confeccionado se denota como simple y clásico, dentro de la
estructura narrativa que puede tener una historia de origen de un Super Héroe.
Quizás donde intenta desmarcarse un poco más en este aspecto, es en el uso
de un humor marcadamente obsceno y en el uso continuo de flasbacks
‘muy bien situados’ gracias a un montaje excelente y que rompen
con la línea temporal del film en varios momentos, y más que por
innovación, por intentar romper con la estructura clásica en la narración de la
‘formación del Héroe’. Esto puede gustar más o menos, pero lo cierto es, que ese
humor y diálogos tan bien confeccionados (presentes durante todo el
film), también juega con esto para intentar hacerlo lo más ameno posible y que
en mi opinión, consigue sobradamente.
Ryan Reynolds ya
había interpretado al personaje en el film de ‘Lobezno’, fue ahí cuando
le cogió cariño al mismo, incluso encabezando esa denuncia a la productora por
el mal trato que se le había dado en su
adaptación. A partir de ahí, él mismo ha intentado que el proyecto viera
la luz, y apoyado por la comunidad fan lo ha conseguido, demostrando ya
en la propia campaña de marketing (una de las mejores de los últimos meses por
cierto), que no solo era su personaje fetiche, sino que
además podía ser el papel de su vida. Quizás para aspirar a premios
prestigiosos Reynolds deba ir por otros derroteros, pero dado el
cariño que ha infundido en el personaje y su excelente interpretación,
parece claro que el actor preferiría seguir poniéndose las mayas rojas.
Pero es aquí
donde quizás ‘Deadpool’ cojea. El protagonismo absoluto es de él, y esto
lastra por otra parte elementos importantes del film. Los dos villanos principales,
aunque bien introducidos, son personajes muy planos y con
motivaciones que no se salen del arquetipo clásico, con diálogos superfluos y nada
originales. Casi parece que el esfuerzo del guión solo fuera a
parar hacia el personaje de Reynolds, y eso lastra el desarrollo de
unos personajes que como contrapeso del Héroe no destacan demasiado. Eso sí, los
demás secundarios y cameos si cumplen dentro de su función en el film y
ayudan al propio desarrollo como personaje del mismo ‘Deadpool’, e incluso
regalan varios de los momentos más divertidos del film.
‘Deadpool’
dentro de su modestia, juega mucho con esa baza autoparódica en sí
misma y paródica en general del mundo de los Super Héroes, a veces con
mucho acierto y otras de manera brillante, pero aún así y como
producto final, es extraña e incluso excesiva, pero
ahora bien, acaso Deadpool ¿No es extraño y excesivo? Tim Miller sabe que está
jugando con la inestabilidad hecha Héroe y juega con eso, nos entrega un producto demente,
excesivo, obsceno, y de mal gusto, en definitiva, Miller nos ha entregado al
perfecto Deadpool.
Por Joaquín Muñoz
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