Dirigida por Alan
Taylor, ‘Terminator Genisys’ supone el regreso de Arnold Schwarzenegger a
su papel más emblemático en el cine, y quizá por el que será más recordado, el
del mítico
T-800. El film no está
gozando de demasiado éxito entre el público, y sobre todo entre la
crítica que prácticamente la ha hundido, algo que se entiende en un film
demasiado arriesgado, pretencioso y que se encuentra a medio camino
entre el absurdo y la parodia de su propia identidad como parte de
una franquicia.
Cuando John
Connor (Jason Clarke), líder de la resistencia humana, envía
el sargento Kyle Reese (Jai Courtney) de vuelta a 1984 para
proteger a Sarah Connor (Emilia Clarke) y salvaguardar el futuro de la humanidad,
un giro inesperado de los acontecimientos le sitúa en una línea del tiempo inesperada.
Ahora, el sargento Reese se encuentra en un momento desconocido del pasado y
se enfrenta a aliados inesperados, incluyendo el Guardián (Arnold
Schwarzenegger), nuevos enemigos y una misión... Restablecer el futuro.
Contra todo
pronóstico, el film tiene un arranque formidable y muy interesante,
donde su primera media hora sirve de homenaje a ‘Terminator I y II’,
con múltiples guiños y secuencias de la
que los fans disfrutarán, sin embargo es en ese momento cuando el
film apuesta por introducir algo nuevo en la saga
y donde todo empieza a tambalearse, hablo de la introducción de diferentes líneas
temporales. Algo que a priori parece muy interesante y que podría haber
empujado la saga a nuevos niveles, se queda a medio gas por un
guión cargado de incongruencias que hacen insostenible la historia que
se nos presenta, además de complicada.
Es difícil de explicar
esto sin hacer spoiler, pero digamos que hay escenas demasiado incomprensibles
por doquier, no porque estén mal explicadas, sino porque están sujetas
a casualidades y un nivel de desarrollo en los personajes
que deberían ser inexistentes tal y como los conocíamos. Un ejemplo es el
desarrollo del propio T-800 interpretado por Arnold, sabemos porque está
ahí pero no sabemos el 'cómo' e incluso su 'por qué' no esta bien explicado, una pregunta abierta que se
entiende que se responderá en sucesivas partes, pero no es la única, y ese es el
problema, el film abre muchísimos frentes y no cierra prácticamente ninguno.
El
casting tampoco ha sido un acierto, quizá la única que se salva es
Emilia Clarke como Sarah Connor, cuyo desarrollo se entiende perfectamente
aunque se ve muy forzado y poco creíble. El resto de personajes apenas se
desarrollan y si lo hacen son en un modo distinto a como los habíamos visto
hasta ahora, lo que hace complicado empatizar con ellos.
Incluso el mítico T-800 interpretado por Arnold es muy diferente al
presentado en el resto de films, más infantil, más familiar, incluso
demasiado cómico en determinados momentos, rozando la burda
parodia de lo que fue una vez.
En este sentido,
el
film ignora completamente tanto ‘Terminator III’ como ‘Terminator
Salvation’, algo que a mi juicio me parece un error, ya que los dos
films, sin ser obras maestras, apostaban por una evolución en la saga hacia esa
guerra, sobre todo ‘Salvation’, que nos mete de lleno por primera vez en ese
futuro distópico, con un planteamiento simple pero muy acertado que conectaba
perfectamente con las tres anteriores. ‘Terminator Genisys’ solo se
contextualiza en base a las dos primeras, las mejores, pero ni aun así
se salva, se hace demasiado liosa e incongruente, con un guión cargado de agujeros
argumentales importantes y sin cerrar, que añadido al cambio en la
personalidad de los protagonistas hace que resulte demasiado extraña e incluso rompa
con toda la mitología de la franquicia.
El público
se pregunta si esta es la quinta parte, la verdadera tercera, un reboot o un
remake. Lo cierto es que es un batiburrillo de estas cuatro concepciones,
lo que define perfectamente a un film que es eso, un lio mal concebido de
presentes, pasados y futuros donde se abren muchas preguntas sin responder
y donde las pocas respuestas que se dan, son tramposas, casuales, y muy poco
satisfactorias.
Por Joaquín Muñoz
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