Spotlight es una de las películas favoritas para hacerse con el
máximo galardón en la próxima edición de los Oscars. La película de Thomas
McCarthy afronta con dignidad y firmeza una triste y repelente historia real.
Sí una de sus máximos rivales, La gran apuesta, nos cuenta por qué todo
nuestro sistema capitalista es corrupto, podrido y nos lleva a sabiendas a la
miseria, Spotlight se atreve, como lo
hace de forma muy diferente El club
de Pablo Larraín a afrontar la generalizada pederastia en la iglesia católica.
En una época donde el periodismo está en crisis mortal, donde en los más
grandes medios de comunicación las noticias propias no llegan ni al 10%, la investigación
se hace a través de Google y las noticias de todo el mundo proceden de dos o
tres agendas que proporcionan el mismo material a todo el mundo conviene
recordar lo que era el ya casi extinto periodismo de investigación. El equipo Spotlight, del Boston Globe, es el que tenía
esta labor, la de estudiar, investigar y escarbar sin prisas para descubrir los
asuntos más delicados de la sociedad mientras el resto de la redacción vive
bajo la rutina de llenar las páginas diariamente.
Interpretan a sus cuatro miembros
Michael Keaton a la cabeza, Mark Ruffalo, Rachel McAdams y Brian d'Arcy James. Spotlight ganó el Premio Pulitzer por
destapar más de ochenta casos de pederastia eclesiástica solo en la ciudad de
Boston en el año 2002. La información no solo señalaba a la multitud de curas
abusadores de niños sino el sistema diseñado por la iglesia para tapar
mundialmente el problema a modo de mafia organizada, el sistema global de
abusos y la manera de evitar que llegue a los tribunales. Esta pequeña
investigación que acabó destapando el modus operandi de la mayor red de
pederastia del mundo, a la que sigue sin hacérsele justicia en los tribunales, juzgándola
como pequeños casos aislados que prescriben antes de que los acusados hablen, siempre al cabo de décadas, tuvo un increíble mérito profesional.
Para contar la historia, McCarthy
se apoya en un sobrio guión, una narración constante y un reparto que brilla en
su conjunto, como equipo. La película interesa por lo que descubren sus
protagonistas y mantiene la atención por su manera de contarlo. Sin embargo,
volvemos a encontrarnos con un buen trabajo con pocas particularidades, atado a
una historia real tan poderosa que es más potente que la propia película. De
forma similar a La gran apuesta (algo
más particular por su tono cómico) Spotlight
es un digno trabajo de todas sus partes que, en conjunto forma una película más
que decente que gustará a la mayoría pero apasionará a muy pocos. Si La gran apuesta acabará como proyección
en las clases de economía, el destino de Spotlight
es acabar en las de periodismo pero ninguna tendrá hueco en las de cine.
Por Rafael S. Casademeont
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