Omar de Hany Abu-Assad, fue la ganadora
del Gran Premio del Jurado en la sección “A Certain Regard” del Festival de Cannes 2013
y, además, compitió por el Oscar a Mejor Película Extranjera con rivales como La Gran Belleza o Alabama Monroe. Está película de escasa, aunque existente
distribución, no merece pasar desapercibida ya que, claramente, estamos ante una
de las grandes obras del pasado año.
La película procede de Palestina. Es difícil de creer que en
medio del conflicto Palestino-israelí se puedan realizar largometrajes de talla
internacional pero, como Omar vuelve a
demostrar, el cine, como todo arte, es indestructible.
Al contrario de lo que suele ser habitual en el cine árabe,
la película cuenta con un ritmo apabullante a lo largo de su corta duración.
Dejando al espectador respirar solo hasta el minuto uno de película, Hany
Abu-Assad, conocido por Paradise now,
nos cuenta la historia de Omar, un joven palestino que está estableciendo un
pequeño grupo de resistencia (o terrorista, según el bando) con sus dos
amigos de la infancia. Omar salta el muro cada vez que puede, esquivando los
disparos para reunirse con ellos, pero sobre todo para ver a su amada. Después
de la primera acción del grupo, Omar será retenido y torturado. Cuando lo
sueltan ha de elegir entre él y sus amigos. A partir de este momento se desarrollara una compleja y ambigua historia de persecución, traición e infiltración que salvo el presupuesto poco tiene que envidiar a Infiltrados o La noche más oscura.
La historia está llena de intensas emociones, tratadas
siempre de un modo muy complejo, como en los callejones que recorre Omar a toda
velocidad, nunca se ve la salida y cada vez parece todo más difícil. La
película hace gala de un guión intenso y sorprenderte que pega al espectador a
la silla y hace aconsejable acudir a la sala con las uñas recién cortadas. La
narración no se queda atrás, acompañada de una excelente fotografía, nos
mueve por esta historia, llena de ritmo, de forma clara pero laberíntica.
El grupo de actores amateurs hace una labor notable, destacando el protagonista, y siendo aprovechados por el director con hermosos primeros planos que nos desnudan a estos personajes tan reales. Esta característica da a
la película ese toque de veracidad que requiere, acercándonos a la realidad de un
conflicto, pero sobre todo de una persona dentro de ese caos. No esperen encontrarse
una película que se posicione en el conflicto, que denuncie u opine claramente,
sino con un film tan cruel como apasionado, tan real como hermoso sobre cómo
las cosas malas de la vida suelen vencer a las buenas.
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