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21 de septiembre de 2014

[CRÍTICA] “Godzilla” la insinuación sin control, no sirve de nada.

Godzilla

Dirigida por Gareth Ewards (Monsters), “Godzilla” supone la segunda incursión americana en el intento de adaptar de una manera decente este mítico Kaiju del cine japonés, la primera fue en 1998 con Roland Emerich; además, teniendo en cuenta el avance técnico y gran presupuesto del que disponía, 170 millones de dólares. Un intento, desde mi punto de vista teñido de demasiados grises, que mejora a su predecesora de 1998, pero que no nos entrega el film definitivo del  ‘Rey’ de los Kaiju.


Y es que, cuadrar una historia donde el protagonista sea un monstruo de 300 metros de alto, no es fácil de llevar a cabo. Sin embargo, la decisión de los guionistas por elaborar un film donde prácticamente no vemos al mítico Kaiju, no me parece la solución más acertada.

En este sentido, la película deja una sensación de pesadez, donde los primeros 20 minutos que funcionan como prólogo son verdaderamente de lo mejor del film, sin embargo, de ahí en adelante, lo que se intenta es seguir manteniendo en tensión al espectador, y para esto se recurre a no mostrar más de la cuenta hasta bien entrada su primera hora. Esto, que en los trailers funcionaba muy bien, aquí consigue todo lo contrario, el desinterés progresivo del espectador en lo que está viendo.



Algo, que quizá se podría haber solucionado, si la historia de los protagonistas humanos se hubiera trabajado más exhaustivamente; en éste sentido, Bryan Cranston es lo mejor de la cinta, el problema es, que como le pasa a Godzilla, tiene su tiempo justo en pantalla. Un argumento, que además nos brinda un origen distinto del monstruo y muy llamativo además, pero en el que no se termina de profundizar, dejando demasiadas incógnitas. Tampoco ayuda, que las vicisitudes que envuelven al resto de personajes, estén entregadas a casualidades y situaciones demasiado forzadas, y que al final, se hacen demasiado pesadas.



Pese a todo esto, para mí la película se salva por un elemento, su protagonista, ya que cuando el Kaiju hace su aparición, y sobre todo en su clímax final, se consigue lo que no conseguía la adaptación de Roland Emerich en 1998, y es que disfrutemos viendo a Godzilla hacer de las suyas, homenajeando por el camino a las películas originales japonesas en las que se basa. Sin embargo, la espera en el resto del metraje se hace tediosa y pesada, lo que al final deja con una sensación de decepción en una adaptación que se podría haber trabajado mucho más, y que en donde esconder al ‘Rey’, no era la mejor solución.

NOTA: 5.0
Por Joaquín Muñoz



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