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25 de noviembre de 2012

Holy Motors: lo que todos esperamos, sin esperarlo. (Por: Alfonso Cañadas)



Cuando acudimos hoy día a un festival de cine tenemos claro lo que andamos buscando: Obras que nos proporcionen una mirada novedosa sobre un tema concreto, un punto de vista diferente e incluso rompedor sobre ideas que rondan la mente del ser humano. Acudimos para contemplar la última obra de realizadores en los que depositamos confianza desde el pasado, de otros por los que no pondríamos la mano en el fuego nunca o de nuevas promesas que creemos pueden realizar una gran jugada en el mundo del cine o condenarse de por vida.


Este año hemos tenido un Cannes algo flojito y bastante básico. Quizás el festival francés se ha mostrado menos rompedor e innovador que en ediciones anteriores. Pese a esto, podemos destacar que Wes Anderson,Thomas Vinterberg, Abbas Kiarostami y por supuesto Michael Haneke (Amour se alzó con la Palma) estrenan película y esto siempre es una gran noticia. Pero ninguno de ellos ha terminado de promover la controversia ni de arriesgarse para crear ese ''morbo'' que esperamos de un festival de semejante calado. Mucha más polémica ha suscitado la última película del siempre atrevido David Cronenberg. Cosmopolis se ha ganado defensores y detractores a partes iguales (yo personalmente la recomiendo fervientemente), pero esto sí nos lo esperábamos.

Algo le faltaba al evento de este año, una obra que no nos viniéramos venir, y que nos hiciera dudar entre la gloria o el fracaso más absoluto en cada escena. Holy Motors del francés Leos Carax comenzó a ser la comidilla de todo el que pasaba por el festival desde el primer día. El último experimento del directo de Pola X comenzaba a cobrar fuerza conforme pasaba el tiempo por diversas razones: Un reparto poco convencional (con el extravagante Denis Lavant y la conocida cantante Kylie Minogue, entre otros), un argumento que cedía pocas pistas al espectador, una historia que derrochaba surrealismo por todos sus poros y que desde el principio se había ganado la etiqueta de ''obra de culto''.




Tras su estreno lo que todos esperábamos: Obra cumbre o pretenciosa gilipollez, no existía término medio para ninguno de los presentes. Pero reconozcámoslo, era lo que andábamos buscando desde que empezó el festival; una obra que nos hiciera dudar sobre los principios del cine, de si conocemos o no los extremismos que puede alcanzar el celuloide y nos produjera sensaciones desconocidas delante de una pantalla.

¿Cuál es el resultado final? Holy Motors se dedica a estructurar una serie de imágenes provocativas y exóticas de forma que la película se sostiene solo en eso y un par de pistas que nos ceden las conversaciones entre sus personajes. El argumento, si lo pensamos, es bastante claro: La evolución del cine ha conseguido que los que se aventuren a ejercer la profesión de actor puedan rodar diferentes escenas en un mismo día con unas cámaras extremadamente pequeñas. Cuando el actor comienza su jornada todo está preparado, debe caracterizarse como le ordenen desde sus lujosas limusinas y superar los distintos eventos que tiene pendientes durante el día. Gracias a esto Carax consigue jugar con la personalidad de sus personajes, los cuales nos describe como simios que ejecutan el papel que les ha tocado en esta vida y no son nada más fuera de eso.



¿Que ocurriría si todos los días tuviéramos que ser varias personalidades a la vez? Es la principal incógnita que nos formula Holy Motors. Nuestro personaje sufre tal combinación de identidades durante su día que al final no sabe que es o que debe ser, como se debe comportar. Podemos interpretar de esta manera la obra de Carax como un homenaje al mundo de la actuación y a aquellas personas que han conseguido transmitirnos tanto con sus personajes dentro de pantalla.

Si quizás es cierto que alguna escena peca de pretenciosa, he de reconocer que la estética del film, por lo general, es un goce absoluto combinando el tono de luz verde de neón con una digitalización gratamente utilizada. Carax demuestra además tener pulso con la cámara en los diferentes géneros del cine (los que hace interpretar a Dennis Lavant en cada uno de sus eventos y la increíble actuación musical de Minogue son ejemplos).



En conclusión, la ‘’miga’’ de todo festival es esa atracción que inconscientemente hemos sentido en probar a ver Holy Motors. Si quizás no nos ha llegado de la mano del realizador esperado (al menos mi experiencia con Pola X fue una auténtica agonía) el film merece un visionado dentro de los estrenos de este año ya que es otra muestra de las dispares formas que existen para estructurar, representar y desarrollar una historia tan compleja como única. 

Alfonso Cañadas para @cinealcarbonara
@AlfonsoGarcia_C

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